Como ya había dicho en la anterior entrada "el coche del horror", nada en mi vida puede ser normal. Y como no podía ser de otra forma, la manera en que conocí a mis suegros tampoco fue para nada convencional.
Habría estado muy bonito que hubiera sido una cena chula, en la que me presentara guapa, duchada y con mi mejor pinta, habiendo preparado algún tema de conversación interesante......... pero no ¬¬ en mi caso estaba en pijama, con fiebre y con la peor pinta imaginable...
Explicación del momento:
Llevaba con Jose muy poco tiempo, aún no conocíamos a las respectivas familias del otro, pero teníamos ganas de hacerlo, porque la cosa marchaba muy bien. Pero un fatídico fin de semana (los pasábamos juntos en casa de uno u otro) estaba yo en su casa y me puse mala con fiebre, por lo que el lunes no pude ir al trabajo, teniendo que quedarme en casa de Jose sola hasta que él llegara de trabajar. Estaba en la cama con fiebre, despelucada viva, ojerosa y con mala cara, con la pinta típica de cuando uno está enfermo. Pues de esta guisa estaba yo cuando apareció de imprevisto el padre de Jose, que no tenía ni idea de que yo estaba allí. Cuando oí la puerta cerrarse y a alguien canturrear ¡¡me quise morir!!! Le mandé Whatssaps a Jose para que solucionara aquello, no quería salir del dormitorio y que le diera un infarto al pobre hombre, pero no hubo manera y al final se asomó y me pilló enrollada en las mantas de la peor forma posible. Bueno, al menos no estaba en pelotas... u_u
PD. la conversación de la derecha es un fragmento de la real que hubo ese día :P
Muchas gracias por pasaros a ver el dibujo. Si queréis, podéis comentarme lo que queráis ;) ¡un saludo!
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